Reflexión sobre “la conciencia colectiva”, como herramienta
en el trabajo de orientación y la construcción de un
Proyecto de vida sostenible
Ángela Patricia Fernández[1]
“El mejor modo de predecir
el futuro es inventándolo”
Alan Kay[2]
La filosofía en particular
y las ciencias humanas en general han expresado preocupación por el sentido de
la vida del hombre, lo cual podría traducirse de alguna manera en lo que se ha
denominado construcción de “proyectos de vida”, especialmente desde el campo de
la psicología, entendiendo que el proyecto de vida da cuenta y simboliza
"lo que el individuo quiere ser" y "lo que él va a hacer"
en el trascurso de su vida, así como las posibilidades de lograrlo, de tal
manera que hablamos de la suma de las condiciones individuales de una persona –
creencias, gustos, capacidad cognitiva, funcionamiento emocional, - más las
condiciones del ambiente – organización social, oportunidades económicas,
modelo educativo, etc.
Respecto a estas últimas,
existe una condición que es la razón que me motiva a elaborar este escrito y se
refiere a la llamada “conciencia colectiva”, término acuñado por el sociólogo
Émile Durkheim[3] quien
sostiene que ésta se refiere al conjunto de creencias y sentimientos comunes a
la mayoría de los miembros de una misma sociedad, es decir, una forma
compartida por varias personas de percibir, evaluar y entender la realidad.
Desde esta
conceptualización surgen preguntas dentro de nuestra labor como docentes y
orientadores: cómo entendemos nuestra realidad, cómo la comunicamos,
cómo ayudamos a construir futuro. Responder a estas preguntas es una
acción importante y necesaria en donde debemos reconocer cuál es esa
“conciencia colectiva” que compartimos en nuestro presente y que heredamos a
nuestros jóvenes, (estudiantes, hijos, nietos), como cimiento para que ellos
elaboren su proyecto de vida.
¿Divulgamos acaso un
panorama alentador, lleno de posibilidades?, ¿hablamos de nuestro país como un
espacio infinito para crecer y realizarnos?, sin ser enteramente localistas,
¿decimos que el mundo es siempre una puerta abierta para todo lo que nos
proponemos? O se divulga desde la escuela un mundo hostil, en decadencia,
resultado la crisis económica, la desintegración de la familia, de lo difícil
“que es ser alguien hoy en día”; en los pasillos, aulas y patios de la escuela
todos sienten que “todo tiempo pasado fue mejor y antes era más fácil salir
adelante”.
Les hablamos de que se
proyecten en la vida, no obstante, esta clase de discurso, y la conciencia
colectiva que surge de él, promueve desde los medios masivos de comunicación y
sus entornos sociales, opciones de vida centradas en conseguir dinero[4];
dejando de lado lo planeado en los proyectos del departamento de orientación,
la teoría propuesta en los planes de estudio, en los currículos y en los PEI de
las instituciones.
Queremos causar un impacto
positivo, generando estrategias y proyectos de orientación vocacional, de
bienestar y en general de la construcción sólida de un proyecto de vida,
viéndose como disonante ante esa crisis permanente que se muestra a la
“colectividad escolar” y la misma “colectividad social”; es aquí entonces donde
debemos actuar, donde toda la escuela debe pensar en una manera coherente y
convincente de enseñar y promover esa construcción de proyecto de vida, que sea
paralelo a lo que se hace y se comunica en la cotidianidad.
Parte de la solución es
rescatar la creatividad, la imaginación, atreverse a soñar, como elementos
propios de los seres humanos, como lo es el planear, el solucionar problemas,
tomar decisiones de la forma más acertada posible, la lógica, entre otros; es
importante enseñar a nuestros jóvenes a imaginar un mundo mejor a partir de
nuestras propias actitudes y expresiones, impregnándolos de optimismo,
valorando sus aportes, rescatando sus opiniones,
valorando posibles soluciones; no se trata de mentir
y negar las dificultades sino de ofrecer soluciones, de romper con ese habito
que parece inamovible de nuestra forma de actuar, pensar y sentir, que es el
preocuparse por todo y no hacer nada, no es sólo una cuestión de dar charlas
motivacionales, que pueden ser útiles pero insuficientes, es ir más allá y
reconocer los avances de grandes psicólogos como Ellis, Ausubel, Rogers, y
otros tantos que mostraron lo categórico que es el lenguaje interno, la
autoestima, la palabra, el lenguaje corporal, la visión del mundo y muchos
otros elementos que orientan el comportamiento de cada ser humano y por ende el
comportamiento de la sociedad.
En este sentido,
resultaría pertinente que el tema de la orientación vocacional y del proyecto
de vida en las instituciones educativas, no sea reducido a la aplicación de
pruebas sin retroalimentación, o la visita a ferias universitarias, que son
actividades importantes para una elección de carrera, pero que deben sumarse a
la formación en la toma de decisiones, en comunicación asertiva, en solución de
problemas y manejo de estrés, para que les permitan a los estudiantes tener las
herramientas necesarias para la construcción de un proyecto de vida sostenible;
entendido esto en la medida que el resultado final está en gran parte orientado
a mejorar las herramientas con las que obtuvo un producto, es decir permitir
que cada elemento trabajado en la construcción de este proyecto le permita al
estudiante sustentar cada rol en el que se desenvuelve y hacerlo de una mejor
forma sostenible ya que brinda a cada estudiante herramientas para la vida, no sólo
en la escuela sino en la casa, en el barrio, en la universidad, cuando salga a buscar trabajo, proyectos de
vida que van cambiando a medida que se tiene una nueva formación, nuevas
experiencias, que lleven a mejorar permanentemente su estilo de vida, haciendo
uso de las bases y las herramientas que se dieron en la escuela.
Este proyecto no se puede
trabajar sólo desde orientación o desde áreas como ética y filosofía, para que
este proyecto sea o se convierta en realizable para el estudiante, debemos
hacerlo todos; desde el rector, los coordinadores, los docentes de todas las
áreas; involucrando las instituciones extra-murales como Salud Escolar, los
programas de Cámara y Comercio, universidades y demás instituciones que pueden
hacer parte de esta transformación del PEI institucional, porque la experiencia
en orientación nos muestra que la multitud de tareas y la importancia de ellas,
hace que podamos destinar poco tiempo a tareas tan importantes como la
orientación vocacional y el proyecto de vida de los estudiantes, debemos hacer
parte del equipo, brindando nuestro saber, enriqueciendo la metodología de
trabajo y de esta forma posicionar por un lado, nuestro trabajo de orientación
y por el otro, impregnar a toda la comunidad de la vitalidad y de la necesidad
de brindar esa educación integral de que se habla en el papel, para que sea
real en los procesos de formación de nuestros niños, niñas y jóvenes.
El proyecto de vida debe
dejar de ser un proyecto del departamento de orientación y dejar de suponerse que existe inmerso en el
PEI, en donde en realidad nadie está haciendo nada para su construcción y
ejecución, el proyecto de vida debe ser real, medible, con elementos planteados
en cada espacio de la escuela.
Debemos ser astutos y
poner la orientación vocacional como el hilo conductor que resulta
imperceptible, pero que es el que entreteje las experiencias, las evaluaciones,
las cátedras, las clases, desde la de biología hasta la de artes. La comunidad
tiene que hacer funcionar una nueva conciencia colectiva y obtener frutos de
ella, que desde la escuela todos estemos encaminados para capacitar seres
humanos integrales con valores; formar desde la afectividad (carencia de un
alto porcentaje de nuestros estudiantes); una escuela donde prime una educación
humanista que rescate al otro, donde se dé un valor primordial al desarrollo
humano, un interés que como orientadores debemos llevar a la reflexión de la
construcción de un proyecto de vida, con el sueño de trascender y de
transformar su realidad.
Para transformar su
realidad, debemos transformar la nuestra: ver la escuela como un espacio pedagógico real, que los
saberes que trasmite cada docente sean aplicables y útiles para el estudiante;
que le sirva en su entorno inmediato y haga de ese conocimiento parte de su
realidad, trabajemos juntos para lograr cambios significativos, generemos una
“conciencia colectiva”, para que en el ambiente se vea la posibilidad de
soñar, a través del discurso, de cada cátedra, de cada proyecto, de una participación
real en cada espacio y área de la escuela por parte de los estudiantes, que
ellos sean verdaderos partícipes de su formación, evitando restricciones que
traen el sistema educativo, que el discurso de cada actor de la escuela
trasmita un mensaje esperanzador que le permitan empezar a construir un
proyecto de vida, que en cada espacio se den verdaderas herramientas que les
faciliten a los estudiantes la construcción paulatina de su proyecto de
vida, invitemos a nuestros niños y
jóvenes a crear a crecer y a encontrar sentido a su existencia, involucremos a
docentes y directivos en la utilización de herramientas para este mismo fin,
motivemos a los estudiantes a construir un proyecto de vida que los lleve a
volar, la propuesta es factible, porque soñar no cuesta nada; un sueño
realizado siempre deja buenos dividendos.
Bibliografía
Alcaldía Mayor de Bogotá, Secretaría de Educación (2008). Situación
de la educación media en Bogotá: características, avances y perspectivas.
Secretaría de Educación, Bogotá.
Bourdieu, P. en Ossa, J. (2009) Jóvenes contemporáneos
crisis del proyecto de vida académico y de nuevas formas de identificación.
Universidad San Buenaventura: Cali, Colombia.
González, J. (2011) Modelo integral de orientación
vocacional en: Congreso internacional de orientación vocacional ARCI:
Cartagena, Colombia.
Márquez, G. (fecha de publicación no identificada)
Manual para ser niño. Del tomo II de la
colección Documentos de la misión, ciencia, educación y desarrollo:
educación para el desarrollo. Colombia
Rivas, F. (1988).Psicología vocacional: enfoques de
asesoramiento. Morata: Madrid, España
[1] Psicóloga (Universidad Católica de Colombia), Especialista en gestión y
proyección social de la educación (Universidad Libre). Maestrante en Educación
(Universidad Libre).correo electrónico: anllelafer@hotmail.com. Orientadora Débora Arango Pérez. Localidad 7 Bosa, Bogotá
[2] Licenciado en Matemáticas y Biología
Molecular. Doctor de la Universidad de Utah. Programación centrada a
objetos.
[4] Opciones que van desde un
reality hasta convertirse en un
narcotraficante exitoso, como se promulga en la serie televisiva “el patrón del
mal trasmitida en el canal Caracol. Bogotá –Colombia.
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